martes, 8 de octubre de 2013

No transformemos la memoria en un simple recuerdo, la Misa no es un evento social



(RV).- “Cuando Dios viene y se acerca siempre hay fiesta”: es cuanto subrayó el Papa Francisco en la Misa celebrada esta mañana en la capilla de la Casa de Santa Marta y en la que participaron también los purpurados del “Consejo de Cardenales” reunido en estos días en la Ciudad del Vaticano con el Pontífice. 

En su homilía, Francisco subrayó que no hay que transformar la memoria de la salvación en un recuerdo, en “un evento habitual”. La Misa, reafirmó, no es un evento social, sino presencia del Señor entre nosotros.

Esdras lee desde lo alto el Libro de la Ley, que se creía pedido, y el pueblo conmovido llora de alegría. El Papa Francisco se inspiró en el pasaje del Libro de Nehemías, en la Primera lectura de hoy, para centrar su homilía en el tema de la memoria. El Pueblo de Dios, observó el Obispo de Roma, “tenía la memoria de la Ley, pero era una memoria lejana”, aquel día en cambio, “la memoria se hizo cercana” y “esto toca el corazón”. Lloraban “de alegría, no de dolor”, dijo Francisco, “porque tenía la experiencia de la cercanía de la salvación”:

“Y esto es importante no sólo en los grandes momentos históricos, sino en los momentos de nuestra vida: todos tenemos la memoria de la salvación, todos. Pero, me pregunto: ¿esta memoria está cerca de nosotros, o es una memoria un poco lejana, un poco difusa, un poco arcaica, un poco de museo? Puede ir lejos… Y cuando la memoria no es cercana, cuando nosotros no tenemos esta experiencia de la cercanía de la memoria, ésta entra en un proceso de transformación, y la memoria se vuelve un simple recuerdo”.

Cuando la memoria se vuelve lejana, añadió el Santo Padre, “se transforma en recuerdo; pero cuando se hace cercana, se transforma en alegría y ésta es la alegría del pueblo”. Esto, dijo también el Papa, constituye “un principio de nuestra vida cristiana”. Cuando la memoria se hace cercana, reafirmó, “hace dos cosas: inflama el corazón y da alegría”:

“Y esta alegría es nuestra fuerza. La alegría de la memoria cercana. En cambio, la memoria domesticada, que se aleja y se convierte en un simple recuerdo, no inflama el corazón, no nos da alegría y no nos da fuerza. Este encuentro con la memoria es un evento de salvación, es un encuentro con el amor de Dios que ha hecho historia con nosotros y nos ha salvado; es un encuentro de salvación. Y es tan bello ser salvados, que hay que hacer fiesta”.

“Cuando Dios viene y se acerca – afirmó el Papa – siempre hay fiesta”. Y “tantas veces – constató – nosotros los cristianos tenemos miedo de la fiesta: esta fiesta sencilla y fraterna que es un don de la cercanía del Señor”. La vida, añadió, “nos lleva a alejar esta cercanía, a mantener sólo el recuerdo de la salvación, no la memoria que está viva”. La Iglesia, subrayó, tiene “su memoria”: la “memoria de la Pasión del Señor”. También a nosotros, advirtió el Papa, nos sucede que alejamos esta memoria y la transformamos en un recuerdo, en un evento habitual”:

“Cada semana vamos a la iglesia, o murió aquel, vamos al funeral… y esta memoria, tantas veces, nos aburre, porque no es cercana. Es triste, pero la Misa tantas veces se transforma en un evento social y no estamos cercanos a la memoria de la Iglesia, que es la presencia del Señor ante nosotros. Imaginamos esta bella escena en el Libro de Nehemías: Esdras que lleva el Libro de la memoria de Israel y el pueblo que se acerca a su memoria y llora, el corazón está inflamado, es gozoso, siente que la alegría del Señor es su fuerza. Y hace fiesta, sin temor, sencillamente”.

“Pidamos al Señor –concluyó el Papa – la gracia de tener siempre su memoria cerca de nosotros, una memoria cercana y no domesticada por el hábito, de tantas cosas, y alejada en un simple recuerdo”.

3 de octubre de 2013

(María Fernanda Bernasconi – RV).

es.radiovaticana.va

sábado, 17 de agosto de 2013

Sin fuego no es posible



En un estilo claramente profético, Jesús resume su vida entera con unas palabras insólitas: “Yo he venido a prender fuego en el mundo, y ¡ojalá estuviera ya ardiendo!”. ¿De qué está hablando Jesús? El carácter enigmático de su lenguaje conduce a los exegetas a buscar la respuesta en diferentes direcciones. En cualquier caso, la imagen del “fuego” nos está invitando a acercarnos a su misterio de manera más ardiente y apasionada.

El fuego que arde en su interior es la pasión por Dios y la compasión por los que sufren. Jamás podrá ser desvelado ese amor insondable que anima su vida entera. Su misterio no quedará nunca encerrado en fórmulas dogmáticas ni en libros de sabios. Nadie escribirá un libro definitivo sobre él. Jesús atrae y quema, turba y purifica. Nadie podrá seguirlo con el corazón apagado o con piedad aburrida.
Su palabra hace arder los corazones. Se ofrece amistosamente a los más excluidos, despierta la esperanza en las prostitutas y la confianza en los pecadores más despreciados, lucha contra todo lo que hace daño al ser humano. Combate los formalismos religiosos, los rigorismos inhumanos y las interpretaciones estrechas de la ley. Nada ni nadie puede encadenar su libertad para hacer el bien. Nunca podremos seguirlo viviendo en la rutina religiosa o el convencionalismo de “lo correcto”.
Jesús enciende los conflictos, no los apaga. No ha venido a traer falsa tranquilidad, sino tensiones, enfrentamiento y divisiones. En realidad, introduce el conflicto en nuestro propio corazón. No es posible defenderse de su llamada tras el escudo de ritos religiosos o prácticas sociales. Ninguna religión nos protegerá de su mirada. Ningún agnosticismo nos librará de su desafío. Jesús nos está llamando a vivir en verdad y a amar sin egoísmos.
Su fuego no ha quedado apagado al sumergirse en las aguas profundas de la muerte. Resucitado a una vida nueva, su Espíritu sigue ardiendo a lo largo de la historia. Los primeros seguidores lo sienten arder en sus corazones cuando escuchan sus palabras mientras camina junto a ellos.
¿Dónde es posible sentir hoy ese fuego de Jesús? ¿Dónde podemos experimentar la fuerza de su libertad creadora? ¿Cuándo arden nuestros corazones al acoger su Evangelio? ¿Dónde se vive de manera apasionada siguiendo sus pasos? Aunque la fe cristiana parece extinguirse hoy entre nosotros, el fuego traído por Jesús al mundo sigue ardiendo bajo las cenizas. No podemos dejar que se apague. Sin fuego en el corazón no es posible seguir a Jesús.
José Antonio Pagola
18 de agosto de 2013
20 Tiempo ordinario (C)
Lucas 12, 49-53


sábado, 3 de agosto de 2013

JMJ Río 2013


Este es el discurso preparado por el Papa en Copacabana:

Queridos jóvenes
Buenas tardes.
Veo en ustedes la belleza del rostro joven de Cristo, y mi corazón se llena de alegría. Recuerdo la primera Jornada Mundial de la Juventud a nivel internacional. Se celebró en 1987 en Argentina, en mi ciudad de Buenos Aires. Guardo vivas en la memoria estas palabras de Juan Pablo II a los jóvenes: "¡Tengo tanta esperanza en vosotros! Espero sobre todo que renovéis vuestra fidelidad a Jesucristo y a su cruz redentora" (Discurso a los Jóvenes, 11 de abril 1987: Insegnamenti, X/1 [1987], p. 1261).
Antes de continuar, quisiera recordar el trágico accidente en la Guyana francesa, en el que perdió la vida la joven Sophie Morinière, y otros jóvenes resultaron heridos. Os invito a hacer un minuto de silencio y a dirigir nuestra oración a Dios por Sophie, los heridos y sus familiares. Este año, la Jornada vuelve, por segunda vez, a América Latina. Y ustedes, jóvenes, han respondido en gran número a la invitación de Benedicto XVI, que les ha convocado para celebrarla. Se lo agradecemos de todo corazón. Mi mirada si extiende sobre esta gran muchedumbre: ¡Son ustedes tantos! Llegados de todos los continentes. Distantes, a veces no sólo geográficamente, sino también desde el punto de vista existencial, cultural, social, humano. Pero hoy están aquí, o más bien, hoy estamos aquí, juntos, unidos para compartir la fe y la alegría del encuentro con Cristo, de ser sus discípulos. Esta semana, Río se convierte en el centro de la Iglesia, en su corazón vivo y joven, porque ustedes han respondido con generosidad y entusiasmo a la invitación que Jesús les ha hecho a estar con él, a ser sus amigos.
El tren de esta Jornada Mundial de la Juventud ha venido de lejos y ha atravesado la Nación brasileña siguiendo las etapas del proyecto "Bota fe - Pon fe". Hoy ha llegado a Río de Janeiro.
Desde el Corcovado, el Cristo Redentor nos abraza y nos bendice. Viendo este mar, la playa y a todos ustedes, me viene a la mente el momento en que Jesús llamó a sus primeros discípulos a orillas del lago de Tiberíades. Hoy Jesús nos sigue preguntando: ¿Quieres ser mi discípulo? ¿Quieres ser mi amigo? ¿Quieres ser testigo del Evangelio? En el corazón del Año de la fe, estas preguntas nos invitan a renovar nuestro compromiso cristiano. Sus familias y comunidades locales les han transmitido el gran don de la fe. Cristo ha crecido en ustedes. Hoy he venido a confirmarles en esta fe, la fe en Cristo vivo que habita en ustedes, pero he venido también para ser confirmado por el entusiasmo de su fe.
Les saludo a todos con gran afecto. A ustedes aquí presentes, venidos de los cinco continentes y, a través de ustedes, a todos los jóvenes del mundo, en particular a aquellos que no han podido venir a Río de Janeiro, pero que nos siguen por medio de la radio, la televisión e internet, a todos les digo: ¡Bienvenidos a esta gran fiesta de la fe! En diversas partes del mundo, muchos jóvenes están reunidos ahora para vivir juntos este momento: sintámonos unidos unos a otros en la alegría, en la amistad, en la fe. Y tengan la certeza de que mi corazón de Pastor les abraza a todos con afecto universal. ¡El Cristo Redentor, desde la cima del monte Corvado, les acoge en esta bellísima ciudad de Río!
Un saludo particular al Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, el querido Cardenal Stanislaw Rilko, y a cuantos colaboran con él. Agradezco a Monseñor Orani João Tempesta, Arzobispo de São Sebastião do Río de Janeiro, la cordial acogida que me ha dispensado y el gran trabajo realizado para preparar esta Jornada Mundial de la Juventud, junto con las diversas diócesis de este inmenso Brasil. Mi agradecimiento también se dirige a todas las autoridades nacionales, estatales y locales, y a cuantos han contribuido para hacer posible este momento único de celebración de la unidad, de la fe y de la fraternidad. Gracias a los Hermanos Obispos, a los sacerdotes, a los seminaristas, a las personas consagradas y a los fieles laicos que acompañan a los jóvenes, desde diversas partes de nuestro planeta, en su peregrinación hacia Jesús. A todos y a cada uno, mi abrazo afectuoso en el Señor.
¡Hermanos y amigos, bienvenidos a la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, en esta maravillosa ciudad de Río de Janeiro!


Palabras del Papa en la Fiesta de Bienvenida de los Jóvenes


Lecturas:

Lc 9,28b-36: "Qué bien se está aquí"



Queridos jóvenes:
"Qué bien se está aquí", exclamó Pedro, después de haber visto al Señor Jesús transfigurado, revestido de gloria. ¿Podríamos repetir también nosotros esas palabras? Pienso que sí, porque para todos nosotros, hoy, es bueno estar aquí reunidos en torno a Jesús. Él es quien nos acoge y se hace presente en medio de nosotros, aquí en Río. Pero en el Evangelio también hemos escuchado las palabras del Padre: "Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle" (Lc 9,35). Por tanto, si por una parte es Jesús el que nos acoge; por otra, también nosotros hemos de acogerlo, ponernos a la escucha de su palabra, porque precisamente acogiendo a Jesucristo, Palabra encarnada, es como el Espíritu nos transforma, ilumina el camino del futuro, y hace crecer en nosotros las alas de la esperanza para caminar con alegría (cf. Carta enc. Lumen fidei, 7).

Pero, ¿qué podemos hacer? "Bota fé - Pon fe". La cruz de la Jornada Mundial de la Juventud ha gritado estas palabras a lo largo de su peregrinación por Brasil. ¿Qué significa "Pon fe"? Cuando se prepara un buen plato y ves que falta la sal, "pones" sal; si falta el aceite, "pones" aceite... "Poner", es decir, añadir, echar. Lo mismo pasa en nuestra vida, queridos jóvenes: si queremos que tenga realmente sentido y sea plena, como ustedes desean y merecen, les digo a cada uno y a cada una de ustedes: "pon fe" y tu vida tendrá un sabor nuevo, tendrá una brújula que te indicará la dirección; "pon esperanza" y cada día de tu vida estará iluminado y tu horizonte no será ya oscuro, sino luminoso; "pon amor" y tu existencia será como una casa construida sobre la roca, tu camino será gozoso, porque encontrarás tantos amigos que caminan contigo. ¡Pon fe, pon esperanza, pon amor!
Pero, ¿quién puede darnos esto? En el Evangelio hemos escuchado la respuesta: Cristo. "Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle". Jesús es quien nos trae a Dios y nos lleva a Dios, con él toda nuestra vida se transforma, se renueva y nosotros podemos ver la realidad con ojos nuevos, desde el punto de vista de Jesús, con sus mismos ojos (cf. Carta enc. Lumen fidei, 18). Por eso hoy les digo con fuerza: "Pon a Cristo" en tu vida y encontrarás un amigo del que fiarte siempre; "pon a Cristo" y verás crecer las alas de la esperanza para recorrer con alegría el camino del futuro; "pon a Cristo" y tu vida estará llena de su amor, será una vida fecunda.
Hoy me gustaría que todos nos preguntásemos sinceramente: ¿en quién ponemos nuestra fe? ¿En nosotros mismos, en las cosas, o en Jesús? Tenemos la tentación de ponernos en el centro, de creer que nosotros solos construimos nuestra vida, o que es el tener, el dinero, el poder lo que da la felicidad. Pero no es así. El tener, el dinero, el poder pueden ofrecer un momento de embriaguez, la ilusión de ser felices, pero, al final, nos dominan y nos llevan a querer tener cada vez más, a no estar nunca satisfechos. ¡"Pon a Cristo" en tu vida, pon tu confianza en él y no quedarás defraudado! Miren, queridos amigos, la fe lleva a cabo en nuestra vida una revolución que podríamos llamar copernicana, porque nos quita del centro y pone en él a Dios; la fe nos inunda de su amor que nos da seguridad, fuerza, esperanza. Aparentemente no cambia nada, pero, en lo más profundo de nosotros mismos, todo cambia. En nuestro corazón habita la paz, la dulzura, la ternura, el entusiasmo, la serenidad y la alegría, que son frutos del Espíritu Santo (cf. Ga 5,22) y nuestra existencia se transforma, nuestro modo de pensar y de obrar se renueva, se convierte en el modo de pensar y de obrar de Jesús, de Dios. En el Año de la Fe, esta Jornada Mundial de la Juventud es precisamente un don que se nos da para acercarnos todavía más al Señor, para ser sus discípulos y sus misioneros, para dejar que él renueve nuestra vida.
Querido joven, querida joven: "Pon a Cristo" en tu vida. En estos días, Él te espera en su Palabra; escúchalo con atención y su presencia enardecerá tu corazón. "Pon a Cristo": Él te acoge en el Sacramento del perdón, para curar, con su misericordia, las heridas del pecado. No tengas miedo de pedir perdón. Él no se cansa nunca de perdonarnos, como un padre que nos ama. ¡Dios es pura misericordia! "Pon a Cristo": Él te espera en el encuentro con su Carne en la Eucaristía, Sacramento de su presencia, de su sacrificio de amor, y en la humanidad de tantos jóvenes que te enriquecerán con su amistad, te animarán con su testimonio de fe, te enseñarán el lenguaje de la caridad, de la bondad, del servicio. También tú, querido joven, querida joven, puedes ser un testigo gozoso de su amor, un testigo entusiasta de su Evangelio para llevar un poco de luz a este mundo nuestro.
"Qué bien se está aquí", poniendo a Cristo, la fe, la esperanza, el amor que él nos da, en nuestra vida. Queridos amigos, en esta celebración hemos acogido la imagen de Nuestra Señora de Aparecida. Con María, queremos ser discípulos y misioneros. Como ella, queremos decir "sí" a Dios. Pidamos a su Corazón de Madre que interceda por nosotros, para que nuestros corazones estén dispuestos a amar a Jesús y a hacerlo amar. ¡Él nos espera y cuenta con nosotros! Amén.

martes, 2 de julio de 2013

El Papa párroco deseado



En el día del Papa, celebramos a Francisco el deseado. Un Papa por el que muchos veníamos suspirando desde hace décadas. Un Papa que dice, con sencillez y cercanía, lo que muchos veníamos diciendo desde hace años y nos llamaban de todo, hasta casi herejes. Un Papa que está abriendo de par en par las puertas de la Iglesia. Otro Juan XXIII. Un Papa que nos ha hecho recobrar el orgullo de ser la Iglesia samaritana y de los pobres. Un Papa humano, que sonríe, abraza y quiere a la gente. Un Papa párroco. Como los curas de pueblo de siempre.
Ni los más optimistas podíamos soñar un Papa así, después de tantos años de "invierno eclesial", como dijo Rahner. Parece increíble. Es como un milagro y habla de la potencia del Espíritu actuando en la Iglesia. Un Papa que habla como un sencillo cura de pueblo, vive como ellos y actúa como ellos. Como un padre y un pastor. Un Papa que quiere y se hace querer por las ovejas.
Un Papa empeñado en ser testigo creíble del Evangelio. Un Papa que quiere vivir lo que predica y quiere que la Iglesia haga lo mismo. O, al menos, lo intente.
Un Papa al que se le entienden todas sus prédicas, porque siempre habla con el corazón en la mano. Con sus palabras, que son agua clara que alimenta, sin grandes circunloquios teológicos, a los fieles. Van directas al corazón y repiten, una y otra vez (machaconamente) los mismos mensajes: misericordia, perdón, ternura de Dios.
Y si en el anuncio conecta directamente con la esperanza de la gente, en la denuncia no se anda por las ramas. Y zarandea con fuerza al "capitalismo salvaje, causante de la crisis", que deja a los más pobres tirados en las cunetas de la vida y en las fronteras de la existencia. Interpela a los ricos y poderosos y arremete contra los grandes poderes financieros.
Y, sobre todo, sacude a la casta clerical, acostumbrada al mando, al boato, a la opulencia, a la hipocresía, a la condena. Quiere que los clérigos (altos y bajos) vayan a las fronteras, que salgan de sua palacios, que dejen sus coches con chófer, que huelan a oveja y no a Armani, que se pongan las botas del pastor o las sandalias del pescador. No quiere arribistas, ni clérigos que buscan desaforadamente el poder. Sólo quiere servidores de los de verdad y no sólo de boquilla.
Y habla con sus gestos, que son auténticas encíclicas. Sentarse en un silla, con los fieles, al terminar la misa significa la escenificación de la Iglesia pueblo de Dios, donde todos somos iguales y hermanos. O la silla vacía en el concierto del otro día...Gestos que son encíclicas y que llegan a todo el mundo, mientras las clásicas encíclicas sólo las leen unos cuantos.
Nunca un Papa tuvo tanta capacidad de seducción y de atracción. Ni siquiera Juan Pablo II, el Papa Magno.
Dicen algunos que, tras la oledada de entusiasmo, vendrán las desilusiones. Aseguran que las expectativas están demasiado altas. Tan altas que pueden defraudar. Yo digo: que nos quiten lo bailado. Y lo que vamoa a seguir bailando. Porque, Francisco, para reparar la Iglesia de Cristo va a barrer a fondo. Tiene mucha limpieza que hacer el nuevo barrendero de Dios.
Empezando por el IOR, la madre de todos los males de la Iglesia. Si acaba con el banco vaticano, si lo convierte en una banca ética o absolutamente transparente, estará cortando la línea de aprovisionamiento de las mafias y las cordadas de poder en el Vaticano. Mafias que se alimentan de este dinero negro. ¿Por qué todos los obispos del mundo tienen que tener una tarjeta del IOR y cuentas abiertas en ese banco? Muerto el perro del IOR se acabará la rabia en la Curia y en la Iglesia. O gran parte de ella.
Y, después, vendrá la limpieza en la Curia y en todas las curias del mundo, infestadas de arribistas. Y los obispos se elegirán por su valía, su celo pastoral y su esiritualidad, no en función de su pertenencia a un movimiento o a un modelo eclesial de poder. Y llegará hasta donde pueda. Y hará lo que pueda, pero dejará la Iglesia encarrilada.
Porque ésa ha sido, a mi juicio, la principal aportación de Francisco a la vida de la Iglesia: el cambio de tendencia. Esto pinta de otra forma. Esto huele a sonrisa y alegría. Esto sabe a una Iglesia que ofrece al Dios que sana y salva, no al del palo y la condena. Esto es vida más que doctrina.
Una nueva tendencia que está terminando con el clima de miedo que se había instaurado en la Iglesia de Dios. Un miedo que ahogaba la más mínima crítica, que asfixiaba a los teólogos, a los discrepantes en lo accidental, a los que no se alineaban con lo eclesialmente correcto. Se ha terminado la era de los tirapiedras y de los enciendehogueras.
El unico pero que veo a la actual situación es que la Iglesia siga dependiendo tanto de una sola persona, del Papa de turno. Porque eso significa que el pueblo de Dios está todavía inmaduro, no cuenta, no decide apenas. Eso habla de una Iglesia demasiado clericalizada y "papalizada".
La nueva tendencia tendrá que afrontar también esto y caminar hacia una Iglesia más corresponsable y más colegial.
Sólo este cambio de tendencia esponja el alma. Lo demás, ya vendrá, cuando Dios quiera que venga.Es primavera y verano en la Iglesia. Hemos dejado atrás el otoño y el invierno. Toca sembrar esperanza para los pobres, los preferidos de Cristo. Toca alegrarse y agradecer a Dios el don del Papa Francisco.
José Manuel Vidal


tomado de: www.religiondigital.com

Cristianos sin miedo


Francisco quiere cristianos sin miedo

"Ante el pecado, huir sin nostalgia", apunta el Papa en Santa Marta

Francisco: "Somos débiles, pero debemos ser valientes en nuestra debilidad"

"No seamos ingenuos ni cristianos tibios, seamos valientes"

Redacción, 02 de julio de 2013 a las 13:37
El cristiano está llamado a ser valiente en su debilidad. Es lo que ha destacado el Papa Francisco en la Misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. El Papa ha afirmado que, a veces, debemos reconocer que somos débiles y por tanto, debemos huir sin nostalgia del pecado, sin mirar atrás. En la Misa, concelebrada por el cardenal Manuel Monteiro de castro y mons. Beniamino Stella, han participado un grupo de sacerdotes y colaboradores del Tribunal de la Penitenciaría Apostólica y un grupo de la Academia Eclesiástica Pontificia.

Actuar con lentitud, mirar atrás, tener miedo y volvernos al Señor, a la gracia del Espíritu Santo. En su homilía, el Papa Francisco ha partido de las Lecturas de hoy para detenerse en los cuatro "comportamientos posibles en las situaciones de conflicto, en las situaciones difíciles". El primer comportamiento es el de la "lentitud" de Lot. Este, observó el Papa, estaba decidido a dejar la ciudad antes de que fuese destruida, pero lo hace muy lentamente. El ángel le dice que huya pero en él estaba la "incapacidad de distanciarse del mal, del pecado". Nosotros, añadió, queremos salir, estamos decididos, pero hay algo que nos retiene" y así, al final, Lot se pone a negociar con el ángel:

"Es muy difícil cortar con una situación pecaminosa. ¡Muy difícil! También en una tentación ¡es difícil! Pero la voz de Dios nos dice esta palabra: ‘¡Huye! Tú no puedes luchar aquí, porque el fuego, el azufre te matará ¡huye!' Santa Teresita del Niño Jesús nos enseñaba que, a veces, en algunas tentaciones la única solución es huir y no tener vergüenza de ello; reconocer que somos débiles y que debemos huir. Nuestro pueblo, con su sabiduría sencilla, lo dice un poco irónicamente: ‘Soldado que huye, sirve para otra guerra'. Huir para seguir adelante en el camino de Jesús".

El ángel, añadió, dice "no volver la vista atrás", huir y mirar hacia delante. Aquí, dijo, hay un consejo para vencer la nostalgia del pecado. Pensemos en el Pueblo de Dios en el desierto, destacó: "tenía todo, las promesas, todo" y sin embargo "tenían nostalgia de las cebollas de Egipto" y esta nostalgia les hacía olvidarse de que aquellas cebollas las comían en la mesa de la esclavitud". Existía "la nostalgia de volver, volver". Y el consejo del ángel, observó el Papa, es sabio: ¡No miréis atrás! ¡Sigue adelante!" No debemos hacer como la mujer de Lot, "debemos cortar toda nostalgia, porque existe también la tentación de la curiosidad".

"Ante el pecado, huir sin nostalgia. La curiosidad no sirve ¡hace daño! ‘Pero en este mundo tan pecaminoso ¿Cómo se hace? ¿Cómo será este pecado? Me gustaría saber...' No, ¡olvídate! ¡La curiosidad te hará daño! ¡Huir y no mirar atrás! Somos débiles, y tenemos que defendernos.

La tercera situación se da sobre la barca: es el miedo. Cuando viene una gran agitación en el mar, la barca estaba cubierta por las olas. ‘¡Sálvanos, Señor, estamos perdidos!' Dicen ellos. ¡El miedo! También esta es una tentación del demonio: tener miedo de continuar en el camino del Señor".

Existe la tentación de quien dice que "es mejor quedarse aquí", donde estoy seguro. "Pero esto -advirtió- es el Egipto de la esclavitud". "Tengo miedo de ir hacia delante -afirmó el Papa- tengo miedo de adónde me quiere llevar el Señor". El miedo, "no es un buen consejero". Jesús, añadió, "muchas veces dijo: ‘¡No tengáis miedo!'. El miedo no nos ayuda".

La cuarta actitud, destacó, "es la gracia del Espíritu Santo". Cuando Jesús hace volver la bonanza sobre el mar agitado, los discípulos en la barca están llenos de estupor. "Siempre, ante el pecado, la nostalgia, ante el miedo, afirmó, debemos dirigirnos al Señor".

"Mirar al Señor, contemplar al Señor. Esto nos da un cierto estupor, muy bello, de un nuevo encuentro con el Señor. ‘Señor, tengo esta tentación: quiero quedarme en esta situación de pecado; Señor tengo la curiosidad de conocer estas cosas; Señor tengo miedo'. Mirad al Señor: ‘¡Sálvanos Señor, estamos perdidos!'. Y viene el estupor de un nuevo encuentro con Jesús. No seamos ingenuos ni cristianos tibios, seamos valientes.Somos débiles, pero debemos ser valientes en nuestra debilidad. Y nuestra valentía debe expresarse tantas veces en una fuga, sin mirar atrás, para no caer en la nostalgia dañina. ¡No tengáis miedo y mirad siempre al Señor!"
(Rd/Agencias)
Tomado de www.religiondigital.com

miércoles, 19 de junio de 2013

José I. González Faus


José Ignacio González Faus

"Lo que les pasa a muchos prelados es que no conocen a Jesús"

José I. González Faus: "Hay obispos que ahora dicen cosas izquierdosas porque las dice el Papa"

"Cristo y los pobres me hicieron economista", dice el teólogo

José Manuel Vidal, 19 de junio de 2013 a las 17:23
 Me irrita cuando los grandes mandamases de Europa dicen que España ha hecho sacrificios, porque los sacrificios sólo los ha hecho la parte más castigada del pueblo español
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José I. G- Faus

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Faus y Dolores Aleixandre

  • José I. G- Faus
  • Faus y Dolores Aleixandre
  • El amor en tiempos de cólera... económica (Rd-Khaf)
  • Presentación de 'El amor en tiempos de cólera...económica' (RD-Khaf), de González Faus
  • José I. G- Faus
  • Faus y Dolores Aleixandre
  • El amor en tiempos de cólera... económica (Rd-Khaf)
  • Presentación de 'El amor en tiempos de cólera...económica' (RD-Khaf), de González Faus
  • José I. G- Faus
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  • El amor en tiempos de cólera... económica (Rd-Khaf)
  • Presentación de 'El amor en tiempos de cólera...económica' (RD-Khaf), de González Faus
(José Manuel Vidal)- José Ignacio Gonzáles Faus es santo y seña de varias generaciones a las que ha alimentado con su teología. Tiene infinidad de libros publicados, y es un teólogo siempre muy en contacto con la realidad. No es un teólogo de gabinete, sino que pisa tierra y está muy atento al grito de los pobres. De ahí salió su libro, El amor en los tiempos de cólera... económica, el primero coeditado por la editorial Khaf y Religión Digital.
"Mucha gente se ha tragado que esto de las crisis económicas es como las inundaciones o los terremotos, y por eso en muchos la cólera es simplemente resignación", lamenta el autor, que a la vez confiesa que teme que en España haya un estallido social "como la Semana Trágica de Barcelona en 1910".
"Cuando existía la amenaza comunista, el sistema se asustó, y entonces fue cuando se vistió un poco como el lobo de Caperucita y se hizo el Estado social", recuerda Faus, ahora que el capitalismo ha mostrado "su verdadera cara" y se ha olvidado que "la propiedad no es un derecho absoluto" (como dice la Doctrina Social de la Iglesia): "el derecho primario es que los bienes de la tierra son para todos".
¿Vivimos tiempos de cólera?
Me parece que sí. Cólera reprimida. Lo que pasa es que mucha gente se ha tragado que esto de las crisis económicas es como las desgracias sociales (como las inundaciones, como los terremotos...), y por eso en muchos la cólera es simplemente resignación. Pero en la medida en que vamos despertando, vamos abriendo los ojos y nos vamos enterando, por ejemplo, de los casos de corrupción, la mera resignación se convierte en indignación. Y de la indignación a la cólera es muy fácil dar el paso. En mi libro puse cólera por empalmar con la novela de García Márquez, pero podría haber sido indignación.
Uno de los textos que aparecen en el libro es una carta que escribí al señor Rajoy cuando acababa de ser elegido, en la que le expresaba mi miedo a que esto acabe como la semana trágica de Barcelona de 1910. Porque con los acontecimientos sociales pasa eso: se aguanta, se aguanta, la gente no se queja, parece que no pasa nada... Y de pronto hay un estallido impresionante y se quema lo que haya que quemar. 
Yo sigo teniendo este miedo.
La gente está quemada sobre todo con la casta política
Sí, en parte con razón, y en parte con menos, porque en general a la gente nos pasa que el culpable que tenemos más cerca nos parece que es el último. En tiempos de Franco la culpable era la policía, cuando la policía muchas veces eran hombres que se estaban ganando el único sueldo que se podían ganar. Por eso, sin defender a la casta política ni muchísimo menos, creo que habría que ir más atrás, a todos los verdaderos responsables que son los grandes poderes financieros: banca, bancos de inversión... Son los que han desatado la crisis y los que más se están aprovechando de ella.
¿Cómo se aprovechan? Si ya lo tienen prácticamente todo, ¿por qué siguen exprimiendo a lo que tú llamas "los paganos"?
Es curioso, pero una de las pasiones que parece que en el hombre nunca se sacia es la del dinero. En el segundo epílogo del libro he incluido un texto de la película "Inside Job", porque las imágenes pasan pero las palabras hay que repetirlas. Lo importante de esa película es el diálogo. Ahí se cuenta que el célebre Strauss-Kahn, por aquel entonces presidente del Fondo Monetario Internacional, tuvo una cena por la época de la quiebra de Lehman Brothers con los grandes magnates y poderes del dinero, y a parte de que él dice que se quedó asombrado del nivel de vida y de lujo que llevaban, en aquel momento en que la burbuja acababa de estallar todos estaban arrepentidos y diciendo "nuestra avaricia no tiene límites, nos han de controlar"... pero ese momento de arrepentimiento según fue pasando el tiempo se olvidó. Y ahora ya ni se acuerdan. Es lo mismo que pasó en Europa desde aquella primera reunión en que Sarkozy dijo que había que refundar el capitalismo, se hicieron propuestas fantásticas como acabar con los paraísos fiscales, poner coto al fraude fiscal, la tasa Tobin... Y de eso no se ha hecho nada.
¿El sistema no se puede reformar desde dentro?
No.
¿Puede estallar?
Sí, lo que no sabemos es cómo. Cuando existía la amenaza comunista, el sistema se asustó. Y entonces fue cuando se vistió un poco como el lobo de Caperucita, y se hizo el Estado social, la socialdemocracia, etc. Al caer el Este eso se terminó. El lobo se quitó aquellos disfraces, y se ha visto la cara del sistema. 
Rahner y otros teólogos dicen que el hombre es un ser que en todas las cosas que hace se hace a él mismo. Y resulta que no hacemos más que consumir, porque el punto de partida del sistema es que el ser humano no es más que un consumidor. Es decir, que acabamos confundiéndonos a nosotros mismos. Esto se suma al grado de inhumanidad al que podemos llegar cuando un día nos carguemos el planeta (que es una de las amenazas más inmediatas), o que se produzca algún tipo de revolución. Para defender todo esto se necesitan muchas armas, y como las armas también son negocio se venden. Yo me asusto al pensar que un arma atómica pueda estar en manos de un fundamentalista islámico o de cualquier terrorista. Y esto puede pasar fácilmente.
En tu libro nombras a los culpables, que los hay, y también hablas de quienes más están sufriendo. ¿El dolor siempre se lo llevan los otros?
Sí, hay muchísimo dolor, y la mayoría en la gente que, si tiene algún pecado, se lo puedes puntuar con un uno, mientras que el que tiene el pecado de cien padece mucho menos dolor. La gente de clase media casi acomodada que va a Cáritas con una vergüenza impresionante, la mujer que tiene dos niños y que tiene que acudir también a alguna oficina de ayuda familiar a no recibir ni siquiera lo suficiente, el chaval que después de tanto esfuerzo para estudiar no encuentra trabajo, y lleva 8 o 10 años haciendo pequeñas suplencias por ahí... Eso es mucho sufrimiento. Lo que me irrita es cuando los grandes mandamases de Europa dicen que España ha hecho sacrificios, porque eso no es exactamente así. España no ha hecho sacrificios: una parte del pueblo español, que es la parte más castigada, es la que ha hecho mucho sacrificio. Ésa es la gente que ha llorado y se ha desesperado, y que sale adelante gracias a que Cáritas y la solidaridad inmediata de la gente han hecho muchos cuidados paliativos. Pero claro, hay la medicina "de la enfermera", como se decía antes, pero también hay la medicina del médico. Este sistema tiene que ser cambiado. Yo no sé cómo ni por dónde, pero nos hundimos.
¿Hay salida a través de la esperanza de que esto mejore, o hace falta un estallido?
No lo sé, es difícil. Habría salida si una gran mayoría nos decidiéramos. 
Cuando leí el libro de Susan George "Otro mundo es posible si...", pensé que faltaba un capítulo: otro mundo es posible si lo queremos la mayoría. Si una mayoría se pone, habrá salida (a pesar de la resistencia que puedan oponer los grandes poderes).
O al menos si hubiera una minoría importante pienso que también se podría. Y esa minoría deberíamos ser todos los cristianos, porque lo que no entiendo es que una persona pueda ser cristiana, saber que todo hombre es su hermano, y que aquí (no en Bangladesh), hay niños que se van a ir a la escuela sin desayunar. ¿Qué derecho tengo yo a desayunar entonces?
Ellos son los que han hecho los sacrificios, no España. España es un abstracto en el que entran también los que no se han enterado de la crisis o los que se han aprovechado de ella.
¿Cómo movilizar a los cristianos en esta "cruzada"?
¡Ay si lo supiera...! Cuando escribo este libro una de las cosas que pretendo es llegar al mayor número posible de cristianos. No pretendo discutir ni siquiera sobre si el sistema hay que cambiarlo o reformarlo, porque esas cosas ya se irán viendo. Lo que me interesa es que nos pongamos de acuerdo en que todo el ser humano es nuestro hermano, y que si yo tuviera un hermano querido al que viera pasar hambre, no estaría tranquilo. Lo dijo Jesús: "Mi madre y mi hermano son todos los que intentan cumplir la voluntad del Padre".
¿O sea que la Iglesia debe, en este momento, convertirse en una Iglesia auténticamente samaritana?
Sí. Samaritana y profética.
¿Profética en cuanto a la denuncia?
Sí.
¿No ha habido denuncia?
No, y las que ha habido tienen un carácter de magisterio que la gente no lee. Ahora sería el momento de sacar unas cuantas páginas de la Doctrina Social de la Iglesia. El número 22 de la Populorum Progressio tiene un párrafo de Pablo VI que es de lo más revolucionario, que dice que cuando un hombre tiene cubiertas sus necesidades básicas de manera suficiente, lo que le sobra ya no es suyo. Nada de impuestos con función social: no es suyo. Ésta es la Doctrina Social de la Iglesia. La propiedad no es un derecho absoluto, el derecho primario es que los bienes de la tierra son para todos. La propiedad privada es un derecho en la medida en que ayude a realizar ese destino primario de los bienes. Cuando se convierte en un obstáculo ya no es un derecho. 
Hace unos días comenté un texto que me gusta mucho del padre Vitoria, que dice muy claramente que el hombre es tan suyo como de la república, y que por tanto, la república tiene derecho a quitarle en forma de impuestos todo lo que haga falta. Pero lo que es una pena (y lo decía también Vitoria en su tiempo) es que los impuestos gravan mucho más a los pobres que a los ricos. En cambio, luego la derecha alaba a Vitoria como el padre del Derecho Internacional, y parece que se enorgullecen de él. Pero si miras el contraste entre la opinión de Vitoria y las suyas, más bien tendrían que llamarle "comunista cabrón" o alguna de esas cosas que dice esta gente.
Mi libro empieza con una frase que es de hace 80 años, en la que Pío XI dice: "Hemos examinado la economía mundial y la hemos encontrado llena de grandes defectos". Hoy esos defectos han crecido.
¿Por qué a la jerarquía española le falta esa capacidad profética? ¿Hay alguna complicidad? ¿Se quiere tapar, o se quieren conseguir otras cosas a cambio de no denunciar explícitamente?
Puede que haya complicidades, sí. Algo así como "si yo te hago una ley del aborto que te guste, tú no denuncias nuestra política económica". También creo que la mayoría de la jerarquía ha tenido en este punto una formación muy deficiente, porque todo esto es un problema moral, teológico y cristológico: el Dios de los pobres, Cristo que anuncia el Reino de los pobres... Pero en la teología y en la moral que se estudiaba en los lugares que han sido las fuentes para muchos de estos obispos, estos temas no entraban para nada. Entraban al catecismo de la Iglesia y poca cosa más.
¿Y a los que sí tocabais esos temas se os acusaba de "horizontalistas"?
Y de todo lo demás, sí. Pero bueno, el más horizontalista que ha habido en este mundo fue Jesús de Nazaret, que a la vez era el más verticalista (porque lo de la paternidad de Dios es lo más vertical que hay). Pero de ahí se llega a la horizontalidad y a la fraternidad entre los hombres. A mí me gusta mucho citar una frase de Juan de Ávila cuando introducía el padrenuestro: "Quien no quiere al nuestro, no quiere al Padre". Y el nuestro somos todos los seres humanos.
¿Ésa es una de las herejías que citas en tu otro libro de la editorial Trotta, "Las nuevas herejías"?
De alguna manera sí. En ese libro hay dos herejías que pueden tocar más de alguna manera el tema social, junto a la divinización del Papa, el olvido del Espíritu Santo, la deformación de la cruz y de la eucaristía, y otras muchas: la primera sería la eminente dignidad de los pobres en la Iglesia, y la segunda correspondería a la doctrina de los Evangelios sobre el dinero. Hay un sermón, que algunos dicen que lo escribió San Vicente de Paúl, que dice que la Iglesia la fundó Cristo nada más que para los pobres (al revés que este mundo, que está montado sólo para los ricos). Entonces, si los ricos quieren entrar en la Iglesia, habrán de entrar por la puerta de los pobres. Esto está escrito desde hace tiempo, pero si lo dices ahora te llaman comunista o te dicen que te has vendido, que te han engañado...
En el Evangelio también hay frases de una claridad meridiana: "La codicia es idolatría" (y hay que tener en cuenta que el peor pecado en la tradición bíblica era el falso Dios). Pero es que el primer Dios falso es el dinero. Y Jesús no lo pudo decir más claro: "No se puede servir a Dios y al dinero".
Hoy nosotros la palabra servir la entendemos mal, porque la gente cambia de partido como quien cambia de empresa, pero servir en aquellos tiempos era un verbo muy fuerte. En tiempos de Jesús el esclavo lo era para toda la vida. Además, Jesús utiliza en arameo la palabra Mammón (esto lo comento también en el libro), que viene de la palabra Amén (que significa creer). Es decir, que el dinero está tratado como un dios. Pero en la Iglesia se ha perdido la conciencia de que la raíz de todos los males es la pasión por el dinero. Estas dos herejías salen en el "catálogo" que intenté hacer sobre los "desenfoques" que hay en el catolicismo actual. Me gustaría hacer otro, un comentario al Credo, que sería la media naranja positiva para esta media naranja negativa. En eso estamos.
¿Notas un cambio de aires en Roma con la llegada de Francisco?
Me da la impresión de que sí. Ya la manera en la que entró de arzobispo en Buenos Aires, dejando el palacio arzobispal y yéndose a vivir al piso de encima de las oficinas, hacen pensar que sí.
¿Eso es opción por los pobres o es austeridad jesuítica?
Es un afán de vivir como los pobres. El voto de pobreza no es solamente fastidiarse y privarse de las cosas porque sí, sino sabiendo que en este mundo, si vivimos de determinada manera, los bienes de la tierra no pueden llegar a todos. En ese sentido, consiste en empezar viviendo como los que viven peor, o al menos cercano a los que viven con menos. Él en Buenos Aires tuvo sus experiencias, y también parece que fue muy amigo de los curas de las villas miseria. Yo he visitado las villas miseria de Buenos Aires, y allí hay curas espléndidos. Todo eso, no sé en qué momento de su vida ni cómo, pero me imagino que le ha debido de afectar bastante. Tampoco sé lo que vivió cuando la crisis argentina y todo lo que allá hubo, que hizo que los argentinos fueran los primeros en desengañarse del Fondo Monetario Internacional (porque cuando no le hicieron caso, les salieron las cosas mejor). Creo que sí, que puede haber un cambio. Sobre todo porque una de sus primeras frases fue "¡cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!". Para eso nosotros podemos ayudarle. Ya veremos, porque también el Vaticano tiene muchos intereses.
Recuerdo que Díez-Alegría decía que el Vaticano debería empezar por su presupuesto, pensando qué necesitaría desde una visión austera de las cosas. Pero si el presupuesto que tenemos es del mil millones, a ver cómo recogemos el dinero. Quien da dinero al Vaticano es gente a la que le interesa: ricos norteamericanos, ingleses, de donde sea... Pero claro, la Iglesia no quiere perder estas alianzas porque se quedaría empobrecida. ¡Pues que se quede! Que nos quedemos. Porque la Iglesia somos todos, no solamente el Vaticano.
¿Empobrecerse es requisito indispensable para pasar de ser poder a ser servicio?
Sí. Para pasar a ser fraternidad y solidaridad. El poder no es una cosa evangélica. El Dios que revela Jesucristo no es el Dios del poder sino del amor. Por tanto, hay que dejar de ser poder para ser fraternidad.
¿Qué tiene de jesuita este Papa?
No lo sé, no lo conozco tanto. Estuve una vez en Argentina, pero casi todo el tiempo en Córdoba (porque estuve con los curas del Tercer Mundo y todo eso). Sé que tuvo algunos problemas en Argentina porque es un hombre con una gran capacidad de atracción, y entonces unos estaban de su parte, otros más en contra por lo que sea... y ahí hubo una cierta división.
¿Parece ahora que está más alegre y más sonriente que al principio?
Me da la impresión de que sí. Y es posible que se deba a que cree que tiene a la mayoría de cardenales de su parte. Según se dice, el colegio cardenalicio le encomendó una serie de cosas. Y no es que el colegio cardenalicio sea en absoluto progresista (porque nadie llega tan alto si es un poco izquierdoso), pero parece que ellos mismos se han asustado del estado del Vaticano. La dimisión de Ratzinger puede que haya sido el acto más creador de futuro en toda la historia de la Iglesia, o por lo menos en el siglo XXI. Porque el pobre estaría viejito y no podría, pero todo el mundo se ha dado cuenta de que su dimisión significaba otra cosa. No es que no pudiera solamente por edad, sino porque hay verdaderos lobos.
¿Ése fue el detonante para que se diera el cambio que en principio creíamos imposible que partiera de los cardenales conservadores elegidos por Juan Pablo II?
Sí, ése fue el estallido de la burbuja. La burbuja se iba inflando de traumas. Uno de los más trágicos yo creo que ha sido el del fundador de los Legionarios, Marcial Maciel, un tío que tenía a toda la curia de su parte. Ratzinger, aunque no se atrevía a encararse con él por respeto a Juan Pablo II, al menos cuando llegó al papado se encargó de retirarlo discretamente. Lo que Maciel pudo sembrar se disgregación y de corrupción en el Vaticano debió de ser muy fuerte. Hay un libro por ahí que se editó en México con Mondadori con la condición de que no salga de México (hay que tener algún amigo en México para que te lo mande), que se titula "La voluntad de no saber". Está escrito por tres ex legionarios, y cuentan que desde el año 58 nada menos empezó a haber denuncias a la curia romana sobre las conductas de Marcial Maciel. Al parecer hubo un momento en que le estuvo a punto de llegar una condena, pero por presiones de no sé sabe quién se quedó ahí. Y siguió así hasta el 98, ¡40 años!
¿Es posible refundar una congregación así?
Mi opinión personal es que no. Muchas veces me he preguntado qué carisma puede transmitir un hombre (Dios lo juzgará), que si no era un amasijo de corrupción era una humanidad deforme al más no poder. A lo mejor alguno dice que Dios se vale de la necedad del mundo para tal o cual... Pero una cosa es la necedad del mundo y otra la porquería del mundo. Hay textos de las congregaciones de los Legionarios en los que se ve que no hay carisma ninguno, sólo una especie de sacralización del poder. Tienen un voto que consiste en no hablar nunca mal de los superiores y denunciar a todos los que lo hagan.
Pero esa dinámica funciona de forma más o menos parecida en otros movimientos conservadores de ese tipo
Sí, puede funcionar, lo que pasa es que hay peldaños, y estos llegaron hasta el último. Puede funcionar la obligación de las reglas, el culto al superior... pero con una cierta libertad.
¿Ves a Francisco con la capacidad y la fuerza necesarias para redireccionar el péndulo, que se había ido demasiado a la derecha, y traerlo moderadamente al centro?
Creo que sí, pero depende de tres cosas: primero, su resistencia (no hay que olvidar que tiene 76 años, y a veces estos cambios no se hacen en cinco días, ni siquiera en cinco años); segundo, cómo se monte la resistencia de la curia (porque se montará sin ninguna duda); y tercero, de la resistencia también de toda la parte del Pueblo de Dios más de derechas (sobre todo ciertas organizaciones que no voy a citar pero que están en la mente de todos y son fáciles de imaginar, y que en este momento están asustadas).
Anteayer recibí un correo de esos con power point que manda la gente (y no me lo mandaba ningún monseñor ni nada por el estilo), pero que decía que las palabras de Pablo VI (desgraciadas, por cierto) sobre que "el humo de Satanás está entrando en la Iglesia" ahora se cumplen con este Papa. Es decir, que hay sectores de la derecha eclesial (que además en países como España están muy apoyados por la derecha económica) que están pensando esto.
Finalmente, también hace falta que nosotros, que estamos por el cambio, estemos un poco unidos y no vayamos cada uno a la nuestra.
¿Crees que a Francisco se le está atosigando así, pidiéndole cada uno lo que quiere primero?
Pues sí, pero hay que darle un margen de confianza, y en todo caso ayudarle a hacer la escala de lo más urgente. El tema de los divorciados vueltos a casar, por ejemplo, hay que resolverlo de una vez. Pero creo que lo más urgente es una Iglesia pobre y de los pobres, una profunda reforma de todo lo que es el papado y la jerarquía eclesiástica, y luego la unión de las iglesias. De estos tres pilares ya irán saliendo el resto de temas: el ministerio de la mujer, el celibato... Pero las otras tres son las grandes prioridades, según me parece.
¿La hoja de ruta está en el Concilio, es decir, habría que descongelar el Vaticano II?
En parte sí, pero no totalmente. Por ejemplo porque el tema de los pobres en el Concilio quedó un poco marginado, porque fue un Concilio eurocéntrico mayoritariamente. Y aunque el primer fruto del Concilio fue la asamblea de Medellín, y la aplicación del Concilio en América Latina (donde aquello fue otra cosa), y a pesar del documento en el que cien obispos se comprometían a adoptar una serie de conductas (no vivir en el palacio arzobispal, no aceptar dinero de los ricos...)... faltaron los pobres. Otro problema que tiene el Concilio es que su lenguaje, 50 años después, suena un poco rancio. Y es evidente que si tomas algunos puntos de la Gaudium et Spes y de la Lumen Pentium ves que tienen una eclesiología muy importante de cómo debe ser la Iglesia hacia dentro y hacia fuera. Ahí están todas esas cosas de que la Iglesia no quiere ningún poder y que está dispuesta a renunciar a todo privilegio, aunque sea legítimo, si eso escandaliza. También se dice ahí que la Iglesia sabe que no tiene respuesta para todo y que los fieles tienen que saberlo (al contrario de lo que se nos está diciendo ahora). En definitiva, una actitud de la Iglesia que habría que recuperar. En ese sentido sí que hay que recuperar el Concilio.
¿Notas cierta ilusión en la gente de que esto sea posible?
Sí, hay gente a la que se le están abriendo los ojos, y da gusto verlo. Los que ya hemos pasado nuestras impaciencias juveniles sabemos que la vida es más complicada. La gente mayor como yo está más bien a la expectativa. No queremos hacernos ilusiones porque ya hemos recibido demasiados golpes... Pero por lo menos esto es un respiro. Porque yo me he reído al ver a un obispo que cuando yo dije cierta cosa me llamó izquierdoso, diciendo él esa misma cosa ahora. Porque, claro, ahora lo dice el Papa. En ese sentido, algunas palabras y gestos suyos sí creo que marcan un punto de no retorno.
¿Crees que eso puede llegar a ser más que una postura en la jerarquía española?
A los obispos de ahora los conozco poco, tenía mayor contacto con los que nombró Pablo VI. Los de ahora más bien procuran decirme que estoy instalado en la disidencia.
¿Piensas que el Papa debería llevar adelante una especie de rehabilitación de gente como tú, que ha posibilitado esta primavera, y que mientras perduraba el invierno ha estado rechazada?
A mí eso no me importa, yo no voy a reivindicar nada ni a pedir que se me reconozca nada. El verdadero signo sería que el Papa pusiera en práctica lo que nosotros venimos diciendo desde hace tiempo. 
Yo tuve un provincial que me protegía mucho, y cuando estuve en épocas de persecución para consolarme me decía: "Dentro de 20 años te harán cardenal, porque si a De Lubac tardaron 30 en hacerle cardenal, a ti 20". Hicimos una apuesta (yo aposté a que no), y me pagó la cena. El otro día le vi después de mucho tiempo, y me dijo: "Bueno, a lo mejor aún me tienes que devolver la cena tú a mí".
Yo no quisiera ni que me rehabiliten, ni que me hagan cardenal ni nada de eso, porque a mí lo que me importa es lo de Jesús. A la larga te das cuenta de que lo tuyo importa muy poco, y que lo que de verdad importa mucho es que lo de Jesús salga adelante.
¿Hay posibilidades también de que cobre impulso el modelo de Iglesia de Jesús?
Sí. En el Vaticano II se esperaba una renovación eclesial revolucionaria, y no vino (a parte de por las resistencias), porque antes hacía falta quizá dentro de la Iglesia lo que yo llamé "una revolución cristológica". Ahora, los 50 años que van desde el Vaticano II han servido en toda la Iglesia católica, pero sobre todo en España (que era un país que estaba no ya en Trento, sino antes de Trento), para que la figura de Jesús haya sido la que ha sostenido la fe de muchos cristianos, y llamado a otros muchos. Como dice el amigo Pagola, Jesús es el gran tesoro que tenemos los creyentes. Entonces, quien entre por el revivir de Jesús, tendrá que acabar en la línea del Papa. Lo que les pasa a muchos de estos jerarcas y demás es posiblemente que no conocen a Jesús, y se creen el silogismo de que "Dios es así, es así que Jesús era Dios, luego Jesús tenía que ser así". Lo primero, ¿cómo sabe usted que Dios es así? Lo sabrá por Aristóteles o por Platón, porque el Dios que anunciaba Jesús no es ése. Desde ahí deducen un Jesús que en realidad tiene muy poco que ver con Jesús de Nazaret. Lo llaman Cristo (porque la palabra Cristo sirve para santificar, para divinizar)... pero es un Cristo que no tiene rostro. Si a Cristo le pones el rostro de Jesús, entonces cambia mucho y se convierte en algo que se parece mucho a lo que verdaderamente fue, según los hechos.
Tengo un cuaderno de Cristianismo y Justicia que se titulaba precisamente "Miedo a Jesús", porque no cabe duda de que cuando te acercas a Jesús seduce mucho y te lleva detrás, pero hay que saber que eso tiene su precio, que te exige. Y me parece que en muchos prelados hay un proverbial miedo a Jesús.
Pagola está empezando a respirar. ¿Tú también?
Yo he tenido mucha más suerte que Pagola, porque a mí no me han pegado tan fuerte, y además he tenido siempre unos superiores (y esto lo debo decir sin presumir de orden ni de nada) que han estado muy de mi lado, que cuando me perseguían me han apoyado... Desde el general hasta provinciales. Y parece que no, pero el sentirte respaldado se nota. Aunque por amistad me dijeran que tuviera cuidado, o que por evitarme un peligro me aconsejaran que no dijera determinada cosa en un libro... Me imagino que también los amigos de Jesús le dirían en su tiempo: "¡Hombre, no cures en sábado, que tiras piedras contra tu propio tejado!". Pero a Jesús no le importaba su tejado, le importaba el enfermo. El sábado está por debajo del hombre. Es decir, que he pasado momento de esos pero he estado siempre arropado, mientras que Pagola lo ha vivido con una soledad...
¿Económicamente ves luz al final del túnel?
He hecho mía la frase de Ignacio Ellacuría: "Una civilización de la pobreza", y lo único que he hecho es suavizarla un poco (porque ante la palabra pobreza chirriamos), llamándola "una civilización de la sobriedad compartida". Yo creo que esta tierra no tiene arreglo si no vamos a una civilización de la sobriedad compartida. Quiere decir lo que decía Gandhi: que la tierra da para las necesidades de todos, pero no para los caprichos de unos pocos.
Uno de mis amigos, el suizo Jean Ziegler, que fue vicepresidente de la ONU, me envió el otro día un email diciendo literalmente: "Vivimos en un orden mundial criminal y caníbal, donde las pequeñas oligarquías del capital financiero deciden de forma legal quién va a morir de hambre y quién no. Por tanto, estos especuladores financieros deben ser juzgados y condenados, reeditando una especie de Tribunal de Núremberg". Así empieza, y luego habla de nacionalizar la banca y juzgar a todos los grandes banqueros.
¿Cómo se mete en economía un teólogo?
Cuando yo era chaval y estudiaba bachillerato había un poeta que me gustaba llamado Gabriel y Galán, que hacía poesías sobre el equilibrio y las almas serenas. Tenía unos versos que me cayeron en gracia, que decían: "Ella y el campo hiciéronme poeta". De la misma forma, yo digo de mí: "Cristo y los pobres hiciéronme economista". Porque yo no me metí en economía porque me gustase, me gusta mucho más la literatura, o el cine. Pero es que cuando ves las lágrimas y el dolor de la gente, su paciencia y su aguante... Te das cuenta de que ellos son lo primero.
¿Además de en tiempos de cólera, estamos en tiempos de esperanza eclesial?
En Cristianismo y Justicia tenemos un grupo de jóvenes que con veinte y pocos años son mucho mejores cristianos de lo que yo era cuando tenía su edad, a pesar de que a su edad yo ya era jesuita y ellos no lo son. Pero luego ves otros sitios, sobre todo en el ámbito diocesano, donde muchas de las vocaciones que están surgiendo son ultra conservadores, de círculos residuales de la sociedad, y lo que van a hacer es carrera eclesiástica. Se permiten el lujo de llamar herejes a sus profesores de Teología, se hacen un clergyman en Armani para ir presumiendo por ahí... Y son jóvenes también, pero a mí me dan miedo. Por tanto, teniendo los dos sectores, ojalá evitáramos otro choque frontal entre dos iglesias. Porque si siguen así, dentro de 30 años la mitad de ellos serán ateos (cuando choquen con la realidad), y la otra mitad serán unos fundamentalistas talibanes a más no poder, porque es la única manera de mantenerse en la mentira en la que están metidos ahora. Por tanto, sí, hay esperanza. Pero la historia es muy compleja.
Pero, "que nos quiten lo bailado", ¿no?
Sí, pero que nos dejen bailar un poquito más.
Algunos titulares:
-Mucha gente se ha tragado que esto de las crisis económicas es como las inundaciones o los terremotos, y por eso en muchos la cólera es simplemente resignación
-Temo que esto acabe como la Semana Trágica de Barcelona de 1910
-Cuando existía la amenaza comunista, el sistema se asustó, y entonces fue cuando se vistió un poco como el lobo de Caperucita y se hizo el Estado social
-Me irrita cuando los grandes mandamases de Europa dicen que España ha hecho sacrificios, porque los sacrificios sólo los ha hecho la parte más castigada del pueblo español
-Es el momento de sacar unas cuantas páginas de la Doctrina Social de la Iglesia
-La propiedad no es un derecho absoluto, el derecho primario es que los bienes de la tierra son para todos
-La dimisión de Ratzinger seguramente ha sido el acto más creador de futuro en toda la historia de la Iglesia, porque todo el mundo se ha dado cuenta de que su dimisión significaba otra cosa más que problemas de vejez
-No es que el colegio cardenalicio sea en absoluto progresista (porque nadie llega tan alto si es un poco izquierdoso), pero parece que ellos mismos se han asustado del estado del Vaticano
-Uno de los traumas más trágicos para la Iglesia creo que ha sido el del fundador de los Legionarios, Marcial Maciel, un tío que encima tenía a toda la curia de su parte
-Me río al ver a obispos que a mí me llamaban izquierdoso por decir ciertas cosas, diciendo ahora esas mismas cosas porque las dice el Papa
-Los obispos de ahora procuran decirme que estoy instalado en la disidencia
-Lo que les pasa a muchos jerarcas y prelados es que no conocen a Jesús o que le tienen un miedo proverbial
-Me imagino que también los amigos de Jesús le dirían en su tiempo: "¡Hombre, no cures en sábado, que tiras piedras contra tu propio tejado!". Pero a Jesús no le importaba su tejado, le importaba el enfermo.
-Creo que esta tierra no tiene arreglo si no vamos a una civilización de la sobriedad compartida
-Cristo y los pobres me hicieron economista
-Cuando ves las lágrimas y el dolor de la gente, su paciencia y su aguante... Te das cuenta de que ellos son lo primero

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